Conservación de la biodiversidad
El Parque del Castell de Montesquiu se encuentra en el límite geográfico de las comarcas de Osona y el Ripollès, en la subcomarca del Bisaura. El Ter atraviesa longitudinalmente el Parque, de modo que el río divide su territorio de 547 ha en dos partes: una mayor en la orilla izquierda y otra más pequeña en la orilla derecha. La práctica totalidad del Parque es propiedad de la Diputación de Barcelona.
Situado dentro de los términos municipales de Montesquiu, Sant Quirze de Besora, Santa Maria de Besora, Sora y Vidrà, el Parque destaca por sus bosques densos y diversos y por sus fértiles pastos. Espacio de paso entre la montaña y la llanura, el límite oriental del Parque coincide completamente con el Espacio de Interés Natural Serres de Milany-Santa Magdalena y Puigsacalm-Bellmunt, de forma que ambos espacios naturales conforman una unidad geográfica diversa, pero, al mismo tiempo, muy homogénea.
Clima
El Parque goza de un clima mediterráneo de media montaña, característico del piso submontano. Partiendo del análisis de los datos disponibles desde 1987 hasta la actualidad, se obtiene que la temperatura media es de 12,4ºC. El mes más cálido es julio, con 21,6ºC de media, siendo el más frío en enero, con una media de 4,1ºC.
La precipitación es de 752 litros anuales, lo que indica que el Parque se encuentra dentro de la Cataluña húmeda, justo por encima de los 700 litros anuales. Las lluvias se concentran sobre todo en primavera y otoño, pero el hecho de que agosto sea el mes más lluvioso del año, con 93 litros de media, nos confirma la influencia del clima de montaña. El invierno es claramente la estación más seca, característica del clima mediterráneo.
Geología
El relieve presenta varias enajenaciones montañosas orientadas en sentido SO-NE, entre las que destaca el aserrado de la Rovira. En la zona norte, donde se encuentra la ermita de Sant Moi, encontramos una flexión anticlinal y un anticlinal, con abundancia de limos arenosos con fauna del bartoniano inferior, de hace cerca de 40 millones de años, que es la edad de la mayoría de los materiales geológicos del Parque. En el lado oeste encontramos un pliegue sinclinal con abundancia de areniscas y conglomerados del bartoniano medio-superior, así como areniscas, margas y conglomerados del bartoniano medio-superior.
También encontramos una zona con afloramientos de margas azules con niveles fosilíferos del bartoniano medio. Finalmente, en la parte más central del Parque encontramos una flexión sinclinal, la sierra de la Rovira, y un pliegue sinclinal que sube hacia la zona del llano de Revell. En las zonas más altas de las crestas, se detecta abundancia de areniscas y conglomerados del bartoniano medio-superior. También encontramos algunos afloramientos de margas y areniscas bioclásticos del bartoniano medio.
Las margas azules, propias de la llanura de Vic, y que vemos representadas en las características colinas testigos que personalizan esta zona, son bastante arenosas y presentan intercalaciones de areniscas y calizas. Tienen niveles fosilíferos con elevada presencia de foraminíferos, briozoos, equinodermos, moluscos, etc., de los cuales se ha deducido su deposición durante el eoceno superior en un medio marino de poca profundidad, de ahí su color azulado y la composición altamente carbonática.
Hidrología
El río Ter atraviesa el Parque en su curso medio, cuando forma una serie de meandros característicos. En el Ter tributan todas las rieras del Parque, por la orilla izquierda, y de norte a sur, la riera de Vallfogona, la riera de Les Dous, la riera de La Solana y la riera de La Font de les Mares, y por la orilla derecha, la riera de Sora. La mayoría de estas rieras tienen una circulación de agua temporal, si bien en años de precipitación normal suelen llevar agua la mayor parte del año.
Dentro de los límites del Parque hay dos fuentes naturales: la fuente de Planeses y la fuente del Castell, que son analizadas semestralmente para velar por la calidad del agua, si bien, al ser fuentes naturales, sus aguas no están tratadas sanitariamente.
Vegetación
Dentro de los límites del Parque del Castell de Montesquiu se han identificado 57 hábitats CORINE. Entre estos, los hábitats forestales ocupan casi el 80% de la superficie, mientras que los campos y las áreas antrópicas ocupan un 13% y los prados y pastos cerca de un 5%. Un tercio de los bosques son robledales, otro tercio son pinares de pino silvestre y el tercio restante está formado por bosques mixtos de roble y pino silvestre, por hayedos, encinares y bosques de ribera.
Cabe destacar como hábitats de interés comunitario prioritario los bosques de vertientes de gran pendiente, canchales o barrancos del Tilio-acerion, con presencia de tejuelos y arces, así como las alfareras y otros bosques de ribera afines, con alisos, chopos, fresnos y sauces.
En cuanto a los prados y pastos, los más extensos son los junquillos y los prados de siega de la comunidad Arrhenatherion. Aquí cabe destacar dos hábitats de interés comunitario prioritario, como son los prados de terreno arenoso y rellanos de roca del Alysoso-Sedion albi, formados principalmente por pequeñas plantas anuales y sedos, y los prados mediterráneos ricos en anuales dominados por el listón.
Fauna
La fauna que encuentra refugio en el Parque es variada, y en los últimos años se ha estudiado intensivamente gracias a diversos seguimientos. En cuanto a los mamíferos, anualmente se hace un fototrampeo gracias al cual se ha detectado la presencia de los cuatro mesocarnívoros terrestres más comunes: zorro, garduña, tejón y jineta, además del gato montés y la marta. Cabe destacar también importantes poblaciones de jabalí y corzo.
Los pequeños mamíferos se detectan gracias al programa SEMICE, y en el Parque destacan el ratón de bosque, el ratón leonado, la musaraña común y el topillo rojo. Últimamente también se lleva a cabo un seguimiento del proyecto Lirons, que ha detectado la presencia del lirón gris. En cuanto a los anfibios, se hace un seguimiento nocturno en los puntos de agua y las principales especies detectadas son el sapo común, la ranita de puntos, la salamandra, la rana roja y el escuerzo. Entre los reptiles se encuentran la serpiente blanca, la serpiente verde, la serpiente de agua, la serpiente de collar, el zorro, la culebra lisa, el lagarto ocelado, la lagartija roquera, la lagartija ibérica y el lagartijero.
En cuanto a los pájaros, por un lado, en el Parque se hace el seguimiento SEGRE de rapaces diurnas, con gran éxito de observaciones: destacan el águila calzada, el águila culebrera, el ratonero avispero, el ratonero común, el halcón mostachado, el halcón peregrino, el gavilán, el azor y el cernícalo; y, por otro, se hace el Seguimiento de Pájaros Comunes de Cataluña. En este sentido, destacan cuatro especies de pájaros carpinteros, la mayor parte de paseriformes forestales de media montaña y una buena representación de paseriformes de espacios abiertos, como el cotolío, la piula de los árboles y el matarife.
Finalmente, en lo que se refiere a los invertebrados, se lleva a cabo el seguimiento CARIMED en relación con los invertebrados acuáticos, así como un seguimiento de poblaciones de cangrejo de río. Cabe destacar también una población muy saludable de la mariposa Graelsia isabelae entre la numerosa representación de lepidópteros del Parque.
